martes, 30 de septiembre de 2014

SÉQUITO - MARLON MEZA TENI

Somos un recipiente de comparsa
comitiva, venenos, inseguridades,
posesiones, recorridos, tradiciones,
traiciones y todos tenemos:

Un carnicero que nos tijeretea
el largo ombligo que nos une al
egoismo de la vida

Un olor a tabaco al que llamamos padre

Una maestra que dicen nos adiestra

Un perro que nos ladra y se nos presta

Un oficial que nos apunta de por vida
y un ángel guardian que lo disuade

Un político que agranda nuestras ignorancias
y un espejo empachado de arrogancias

Un negro, un indio a quien odiar
y un gringo que nos menosprecia igual

tenemos
un niño para ver en el reflejo de sus ojos a nuestra vejez
y un viejo para lamentar que el tiempo no vuela al revés

dioses funcionarios que archivan nuestras oraciones
admirando con el tiempo nuestras destrucciones
tenemos
a un pobre que nos vuelve ricos
y a un rico que no suelta un perico

un comerciante que madruga sus recados
y una iglesia que nos compra y vende los pecados

un idiota que aplaude nuestras excentricidades
mientras que un espejo nos ahorra las desigualdades

tenemos
a un desamparado que ve en nosotros a un profeta
sin las suciedades de consumo que nos comprometan

un reflejo póstumo en algún lago
y un mar al que ensuciamos con nuestra mirada

Un ciego que nos hace ver el mundo
y otro que nos lleva de la mano

tenemos
muchos seres para enterrar
y pocos hombros para ser llevados

muchos seres para odiar
y pocos para ser amados

tenemos viceversas
y siempre vamos para un mismo lado

médicos para morirnos cada hueso un día más
y media humanidad soñando con la paz

animales indefensos para exorcisar las cobardías
traficantes de egoismos inaugurando cofradías
un loro que nos remeda
un hijo que nos iguala
un cura que nos absuelve
un amante que nos ignora

panaderos sudando sobre nuestro pan
y justas religiones para odiar a un musulmán

herreros para soldarnos cárceles
desamparados para llenar hoteles

una vaca para pasarla a tabla
aunque mamando hayamos aprendido de ella el habla

una televisión con ideas cancerígenas
una radio depresiva

un tocadiscos donde se parqueó la moda
y algunas revistas viejas con raíces

Un jefe que nos ordeña

Un estado que nos ofende

Un ministro de descaros
y semáforos sin colores

dentistas para asesinar el habla
y mecánicos para enfermarnos el andar

asaltantes que nos roban con modales
y otros que nos pegan sin robar

un artista que adivina en nosotros a una obra de arte
y un pariente que quisiera que estuvieramos en marte

Abogados vaqueros buscando errores
para disculpar delitos en el nombre de la ley

Jueces con sotana
que condenan si les dá la gana

casualmente
una mujer nos sonríe ahí en la esquina
y la mano de una niña se nos tiende
herida en un supermercado de morfina

pero no dejamos de tener también:

un auto para demostrar nuestro valor social
y gobiernos para proteger al criminal

democracias agarradas por el cuello
que sin gracia han regalado hasta el resuello

Gentes que protestan sin criterios
heroes que dan prestigio a un cementerio

Tenemos un enmascarado de moda que comercia con sus dueños
y a veces muchos sueños que seguido alguien nos poda

dictadores de mala muerte
sudando salud, oprobio y hasta demasiada suerte

Militares que quisieran sindicatos
para cobrar la causa de los malos tratos

Tenemos la esperanza de fortunas
extraviadas en algún lugar

el instinto del Tener
y la cobardía del no Ser

tenemos
una mujer a la que ofendemos
y una mujer que nos adora

una mujer que nos espera
y otra que nos ignora

existe una mujer
a la que no conoceremos
porque de seguro
no querría ni que la soñemos

Tenemos
un reloj
y una brújula
llena de viajes

todo un planeta para vivir
soñando que iremos a la luna
y sin embargo solo tenemos de cuna
un par de metros
para morir.

viernes, 19 de septiembre de 2014

EL ARTE DE PERDER - ELIZABETH BISHOP

El arte de perder no es muy difícil;
tantas cosas contienen el germen
de la pérdida, pero perderlas no es un desastre.
Pierde algo cada día. Acepta la inquietud de perder
las llaves de las puertas, la horas malgastadas.
El arte de perder no es muy difícil.
Después intenta perder lejana, rápidamente:
lugares y nombres y la escala siguiente
de tu viaje. Nada de eso será un desastre.
Perdí el reloj de mi madre. ¡Y mira! Desaparecieron
la última o la penúltima de mis tres queridas casas.
El arte de perder no es muy difícil.
Perdí dos ciudades entrañables. Y un inmenso
reino que era mío, dos ríos y un continente.
Los extraño, pero no ha sido un desastre.
Ni aún perdiéndote a ti (la cariñosa voz, el gesto
que amo) me podré engañar. Es evidente
que el arte de perder no es muy difícil,
aunque pueda parecer (¡escríbelo!) un desastre.

martes, 16 de septiembre de 2014

SILENCIO - DIANA JUNYENT

Dos voces se elevan,
sublimando la materia
que rodea su vibración.
Dos brazos entrelazados
tratando de alcanzar
la piel de la cúpula de hojas.
Dos cuerpos desnudos, unidos,
rozando la perfección
de lo más bellamente imperfecto.
   
Una mujer,
una mujer,
dos mujeres,
desafiando el más infame de los dogmas,
desmembrando la más brillante de las teorías,
desintegrando la arquitectura mejor diseñada.
Dos mujeres armonizando
en el caos del verde y la rama,
del cielo y del agua.
   
Dos mujeres
que ponen orden allí
donde un día lo hubo,
elevando sus voces.
Y yo... que las observo
desde mi plano contiguo,
desde la placenta sangrante,
desde mi ojo nublado,
desde la más enferma de las envidias...
pido silencio.
   
Que enmudezca el mundo entero:
dos mujeres,
dos vírgenes,
dos amazonas,
se están amando.
Silencio.