domingo, 24 de febrero de 2013

DESTINO - ROSARIO CASTELLANOS

Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.

El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.

¡Ah! pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.

El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo de un tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
- antes que lo devoren -  ( cómplice, fascinado )
igual a su enemigo.

Damos la vida sólo a lo que odiamos.

2 comentarios:

  1. Matamos lo que amamos...no pude dejar de repetir esa frase en mi cabeza durante la lectura de todo el poema. Creo que en ocasiones se torna absolutamente cierto...

    Y damos la vida a lo que odiamos...

    Cruel e imperfecta naturaleza humana.

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  2. Me gusta tu reflexión al respecto, Oski. El ser humano que hace y deshace continuamente...

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